¡Somos así porque en todas nuestras estrategias, en Grupo Sesé apostamos por superar la barrera del respeto, es decir, no basta con no causar impactos negativos en los grupos de interés y en la sociedad en su conjunto, sino que abogamos por actuar como agente de desarrollo, lanzando iniciativas destinadas a causar impactos positivos que cambien la forma de hacer los negocios y supongan un verdadero retorno para el conjunto de la sociedad!
Asumimos como esenciales los principios de honestidad, justicia e integridad y nos comprometemos a respetar los derechos humanos y a fijar, donde así sea preciso, mecanismos que permitan evaluar, verificar y garantizar su cumplimiento.
La ética y el Compliance son herramientas esenciales para ayudar a las organizaciones a:
- mitigar los riesgos,
- mejorar el control interno,
- mejorar el funcionamiento organizativo,
- evitar la comisión de ilícitos y delitos,
- reducir los conflictos internos,
- agregar valor y confianza a la actividad económica que desarrolla,
- transmitir una imagen sólida y fiable,
- y, en definitiva, construir una cultura basada en la transparencia que contribuya al bienestar real de la organización y a la creación de valor en la comunidad donde opera.
Hablamos con Ana Manrique, Directora Corporativa de RSC y Compliance de Grupo Sesé:
Desde septiembre de 2016, Grupo Sesé es firmante del Pacto Mundial de las Naciones Unidas ¿Cómo ha influido esto en el código ético de Grupo Sesé?
Grupo Sesé desarrolló su primer Modelo de Compliance en el año 2015 y como cualquier materia que enfrentas por primera vez, requiere de cierto camino para desarrollar su aprendizaje. Desde entonces, el Modelo de Compliance ha ido desarrollándose, adaptándose, mejorando y robusteciéndose a la medida de las necesidades de nuestra organización y a los estándares que empleados, clientes, proveedores y sociedad esperan de nosotros como empresa.
Conocer Pacto Mundial y profundizar en los principios que defiende con relación a los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción ha sido de gran utilidad a la hora de completar de una forma estructurada aquel primer Código Ético que estaba impregnado de los valores básicos y primigenios de Grupo Sesé: ante todo ser buenas personas que desarrollan su trabajo desde la humanidad, la solidaridad y la empatía. Sin duda, esta relación con Pacto Mundial nos ha ayudado a verbalizar de una forma más clara y objetiva los principios que componen nuestro actual Código Ético.
En todo este proceso de crecimiento está jugando un papel fundamental nuestro Consejo de Administración, principal valedor e impulsor de los principios que defiende nuestro Código Ético y de Conducta.
¿Una multinacional debería contener tantos «códigos éticos» como países en los que está, por aquello de tener diferentes leyes, culturas, costumbres…?
En absoluto, el Código Ético y de Conducta marca cómo
quiero ser en mi actividad empresarial y qué clase de valores quiero, como
empresa, que definan mi forma de trabajar y que se conviertan en mi carta de
presentación ante mis clientes, mis proveedores, mis empleados y ante la
sociedad como conjunto. Definir qué tipo de comportamientos considero
apropiados o inaceptables no cambia de un país a otro porque es parte
intrínseca de mi estrategia, de mi cultura organizacional. Otra cosa son los
mecanismos y controles que aterrizan este Código Ético en el día a día y que
siempre deben ajustarse de forma fiel y escrupulosa a los requisitos legales de
cada país.
¿Hay algún “pecado” muy común y que cometen la mayoría de las empresas, que les impide poder decir que son éticamente responsables?
Cada vez es menos común porque las empresas están cambiando el chip a pasos agigantados, pero desde mi perspectiva, el pecado más grave que se puede cometer es creer que el Compliance es una finalidad en sí mismo y vivir éticamente en un perfecto conjunto de papeles. Esto es mucho peor que no tener un Modelo de Compliance. Si no hay un esfuerzo real que persiga construir una cultura ética y preventiva de cumplimiento, basada en valores y principios robustos y claros, no estamos hablando de Compliance.
Otro pecado sin duda es pensar que “todo esto del Compliance en realidad no va conmigo, esto es cosa de los de arriba”. Pues nada más lejos de la realidad, se me ocurren pocas facetas organizativas que sea tan de todos como el buen hacer diario en el trabajo, y cuando hablo de buen hacer no hablo sólo de calidad, que también, sino de saber que estoy haciendo lo correcto – me estén mirando o no – y de sentirme orgulloso de cómo enfrento las situaciones sabiendo que estoy siguiendo el camino correcto.
Puedes consultar nuestro código ético haciendo click aquí